
Sauvignon Blanc: el varietal blanco que gana terreno en Argentina
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Por: Tamara Herraiz
Cada vez son más los productores que exportan vino en refinadas botellas, con corchos naturales y etiquetas de diseño. Pero, sin lugar a dudas la damajuana fue el envase que más se utilizó en las mesas familiares durante décadas.
Las damajuanas eran heredadas de generación en generación y eran indicadas para vinos a granel, es decir, una persona llevaba su botella de damajuana al almacén o comercio de ramos generales y le llenaban la botella con el vino de la casa.
A pesar de los años, la damajuana todavía está dentro de la consideración de los argentinos a la hora de elegir un vinito para festejar algo o agasajar a algún amigo. Tal es así que, en 2020, el fenómeno de las damajuanas fue en alza. Según el Observatorio Vitivinícola Argentino, la venta de damajuanas aumentó, en promedio, un 14,77%.
En una entrevista para Bae Negocios, Carlos Crotta, el entonces presidente de Bodegas y Viñedos Crotta, remarcó que las damajuanas «se venden más en el interior del país”, pero que, a pesar de que todo indicaba que la costumbre “se había perdido en las grandes urbes”, el empresario indicó que en el barrio porteño de Palermo Soho, a la compañía les “compran mucho para venderlos en los pingüinos y los restaurantes para la cocina”.
“Les vendemos también damajuanas en cantidades a las cocinas del Sheraton, Hyatt, a todos los cinco estrellas”, destacó Crotta, quien agregó que las ventas aumentaron tanto, que hubo un momento en el que se quedaron sin envases “porque Cattorini, que es el único fabricante” no podía venderles.
Hay varias versiones, la más elegante, es esta:
Dice una leyenda que en el siglo XVI, cuando la Reina Juana I de Nápoles debió hacer una parada en la localidad francesa de Grasse, en los Alpes, a causa de una feroz tormenta que azotaba el camino.
Tras refugiarse en una casa de un artesano vidriero, a la reina le llamó la atención cómo el hombre fabricaba botellas con el método de soplado, por lo que ella lo felicitó por su labor.
Para agasajar a la dama, el artesano le hizo una botella más grande de lo que fabricaba usualmente. Así, el vidriero fabricó un prototipo de damajuana al cual llamó Reine Jeanne. Sin embargo,ella decidió renombrar a la creación como Dame Jeanne, Dama Juana, en francés.
Así fue como la damajuana se consolidó como uno de los recipientes más importantes en esa época para transportar y almacenar vinos.
Otra versión, también de origen francés y no tan agradable, se conecta con los marineros del sur de Francia. Para el siglo XVI, se cree que a las botellas de más de 10 litros las llamaban Dame Jeanne en referencia a mujeres de mucho peso o curvas.
Por último, hay una tercera versión cuyas raíces geográficas se adentran en Asia. Al parecer, las damajuanas obtuvieron su nombre por una deriva de la ciudad Damghan, al noreste de Irán. Desde allí, las famosas botellas se incorporaron a la Ruta de la Seda con el nombre de la ciudad, y luego derivaron en distintas versiones según la región:
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