Secretos del Malbec Argentino
Como parte de la cultura nacional, es sabido que la producción del malbec tiene sus orígenes en Mendoza. Menos mencionado es que su nombre lo inventó un húngaro y que los indios Huarpes aportaron la tecnología necesaria para su desarrollo.
Por: Al Rojo Vino
Mientras la mayoría de los archivos históricos se dividen entre la influencia jesuítica en la incorporación de uvas, “por falta de vinos en misa” y la importancia de las familias españolas e italianas en el ingreso a nuestro suelo, la figura de Sarmiento resurge de modo excluyente en relación a la evolución de nuestra cepa insignia, el malbec.
Con su experiencia en Chile en 1841 para la formación de la Quinta Normal de Santiago primero y la contratación de Michel Aimé Pouget quien trabajará en ese mismo proyecto pero en Mendoza, la vitivinicultura argentina será una realidad.
De este modo, el ingeniero agrónomo transformará las vides pensadas para los postres y decoración de mesas y aplicará sus conocimientos de Francia con este particular varietal.
El nombre de la cepa surgida en el siglo XVI entre Armenia, Irán e Israel, remite a Malbeck (traducido como ‘mala boca’) apellido de un viticultor húngaro que tres siglos más tarde la introdujo en la zona de Burdeos.
La disposición de hombres ilustrados en Mendoza llevó a fomentar un espíritu de empresa que generó la creación de sociedades interesadas en la agricultura, la industria y educación pública entre varios emprendimientos.
Sin embargo, además del gran maestro sanjuanino, también los indios Huarpes tuvieron un rol fundamental en el desarrollo de las vides de la región. Creadores de un sistema hídrico para proveer de riego a las plantaciones, fueron reconocidos para la creación de acequias que facilitaron el aprovechamiento del agua del deshielo cordillerano en distintos cultivos.
Encauzarlas durante el descenso transformaría terrenos inhóspitos en sinónimos de prosperidad. Mendoza capital, sin ir más lejos, da cuenta de ello.
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