El vino sin alcohol ¿es realmente vino o una nueva categoría de bebida?

El auge de las bebidas desalcoholizadas ha llegado también al mundo del vino. Mientras algunas bodegas innovan en su producción, los consumidores se preguntan si estas alternativas pueden igualar la experiencia del vino tradicional o si se trata de un nuevo concepto dentro de la industria de las bebidas.

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Por: Stefania Chirico

En los últimos años, el mercado de las bebidas sin alcohol ha crecido de manera significativa. Desde cervezas 0.0 hasta mocktails en la coctelería, la tendencia hacia el consumo responsable ha impulsado a la industria vitivinícola a explorar nuevas alternativas. Sin embargo, la gran pregunta es: ¿se puede llamar vino a una bebida sin alcohol?

Según la legislación en muchos países, el vino es el resultado de la fermentación alcohólica del mosto de la uva. Si se elimina el alcohol, ¿sigue siendo vino o es otra bebida a base de uva? Esta distinción no es menor y ha generado debates entre enólogos y consumidores.

El desafío de conservar la esencia

Uno de los principales problemas de los vinos sin alcohol es la pérdida de algunas características esenciales. Para muchos catadores, estos productos suelen carecer de cuerpo, estructura o complejidad aromática. Sin embargo, el desarrollo de nuevas técnicas ha permitido que ciertas bodegas logren propuestas innovadoras que buscan mantener la esencia del vino, aunque sin la presencia de alcohol.

En Argentina, el Catena Institute of Wines ha lanzado Domaine Elena de Mendoza, una línea de bebidas de baja graduación o sin alcohol que incorpora nuevas estrategias para compensar la ausencia de alcohol:

Brunette 0.4: Un espumoso de Chardonnay infusionado con hierbas como poleo, manzanilla y artemisa, con una leve gasificación para aportar textura.
Blonde 0.3: Un aperitivo que combina mostos de diferentes momentos de cosecha, con botánicos como clavo de olor y eucalipto, pensado para servirse con hielo y rodaja de naranja.
Uco Mineral N7: Un espumoso con solo 7% de alcohol, elaborado con una combinación de uvas cosechadas en distintos puntos de maduración, logrando un equilibrio entre frescura y sabor.

¿Sustituto del vino o una nueva categoría?

Lejos de intentar replicar un vino tradicional, estas bebidas buscan ofrecer una alternativa para quienes prefieren no consumir alcohol, ya sea por razones de salud, preferencia personal o situaciones como ser el conductor designado. No se trata de una simple copia, sino de una nueva propuesta dentro del mundo de las bebidas.

Como en cualquier innovación, los consumidores tendrán la última palabra. Mientras algunos se aferran a la idea de que el vino debe contener alcohol para ser considerado como tal, otros están dispuestos a explorar nuevas experiencias. El futuro de estos productos dependerá de su capacidad para conquistar los paladares más exigentes.

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