Si hay una bebida que ha logrado conectar a diversas generaciones y expandirse por todo el país, es el vermut. Con fuerte presencia en bares, vermuterías y hogares argentinos, este clásico italiano ha logrado sacarse el pasaporte argentino, reinventándose sin perder su esencia y convirtiéndose en una de las opciones predilectas para los encuentros sociales.

El interior del país juega un rol clave en el consumo de vermut. Según datos de Scentia 2024, el 56% del volumen total de vermut se consume fuera de Buenos Aires, con el Litoral como la segunda plaza más importante, concentrando el 21% del mercado. Ciudades como Rosario y Mar del Plata se destacan como epicentros del fenómeno vermutero.

Aunque el barrio porteño de La Boca marcó el inicio del auge de los aperitivos en Argentina, el vermut ha traspasado fronteras y se ha consolidado en todo el país. En Mendoza, la bar manager de Gomez Rooftop, Sabry Rodríguez, destaca el surgimiento de los vermuts artesanales que conviven con marcas tradicionales como Cinzano. En Rosario, Matías Dana, de Café Belgrano, resalta la creciente preferencia por las variedades más delicadas y perfumadas, que se disfrutan con soda, tónica o gaseosa de pomelo.