
Sauvignon Blanc: el varietal blanco que gana terreno en Argentina
Con una superficie cultivada de 1.823 hectáreas y una producción que superó
Por: Stefania Chirico
La superficie mundial de viñedos volvió a disminuir en 2024, alcanzando los 7,1 millones de hectáreas y marcando el cuarto año consecutivo de retracción, según el informe presentado esta semana por la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV).
En una conferencia de prensa virtual, el director general del organismo, John Barker, destacó que el contexto actual es complejo, pero también una oportunidad:
“El escenario actual representa un desafío para los productores, pero también abre oportunidades si se actúa con inteligencia y en forma colectiva”, señaló.
En la Unión Europea, la superficie vitivinícola cayó un 0,8 %, situándose en 3,2 millones de hectáreas.
España, aunque sigue liderando con 930.000 ha, registró una baja del 1,5 %.
Francia redujo un 0,7 % (783.000 ha).
Italia fue la excepción, con un leve aumento hasta 728.000 ha.
Otros países con variaciones positivas fueron Rumania y Grecia, mientras que Portugal, Alemania, Bulgaria y Hungría enfrentaron caídas más marcadas.
Fuera de Europa, el panorama fue diverso:
Rusia creció un 2,2 %, y India continúa su expansión con un aumento sostenido del 4,5 % anual desde 2019.
China, aunque conserva el tercer lugar global (753.000 ha), tuvo una leve baja del 0,4 %.
Turquía, por su parte, acumula una pérdida del 20 % en la última década.
En América, la situación también es desigual:
Estados Unidos registró una contracción del 0,7 %, profundizando once años de baja.
Argentina y Chile bajaron un 2,4 % y 3,2 %, respectivamente.
Brasil se consolida con un crecimiento del 1,6 %, completando cuatro años consecutivos en alza.
En África, Sudáfrica mantiene el liderazgo (120.000 ha) a pesar de un declive vinculado a las sequías pasadas. Egipto y Argelia completan el mapa regional. Australia, en Oceanía, mantiene una estabilidad cercana a las 159.000 ha desde hace cinco años.
Para la OIV, esta tendencia decreciente responde a factores múltiples: cambio climático, ajustes económicos, transformaciones productivas y cambios en el consumo. Frente a ello, Barker subrayó la urgencia de:
Impulsar políticas públicas resilientes
Fortalecer el comercio internacional
Inversión en investigación sobre nuevos perfiles de consumidor
Y sobre todo, cooperación técnica entre países.
“Frente a un contexto global desafiante, el conocimiento compartido y las decisiones informadas serán las herramientas clave para preservar y adaptar la vitivinicultura”, concluyó.
El informe completo está disponible en el sitio oficial de la OIV y se presenta como una hoja de ruta para repensar el presente y futuro del vino en un mundo cambiante.
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