Río Negro
El recorrido turístico de los Caminos del Vino rionegrino nació con la idea de proponer visitas guiadas por los diferentes viñedos, ofrecer la posibilidad de degustar los más variados vinos, conocer las chacras de producción de frutales.
En Rio Negro hay bodegas centenarias. Se trata de una tradición productiva donde, la elaboración de distinguidos vinos es más que una tarea económica, tiene que ver con la cultura de la provincia. Es por eso por lo que, el circuito enoturístico se extiende desde la zona productiva del Alto Valle hasta la costa.
La zona del Alto Valle, por su clima, es ideal para la producción de vinos con características y personalidades únicas. Allí hay varias las bodegas que abren sus puertas para que los visitantes puedan acercarse al mundo de la bebida nacional.
A lo largo del recorrido es posible ver la gran variedad de establecimientos que integran la ruta, desde bodegas antiguas con larga tradición familiar hasta bodegas más jóvenes que aplican a sus procesos de elaboración tecnología de vanguardia y otros conceptos como la biodinámica.
Si vamos desde Cipolletti hacia el norte por la ruta 151, a la altura de la estación de servicio de Campo Grande nos encontramos con la Bodega Emilce Notaro. Si continuamos por la ruta 22 hacia el este, nos adentramos en el Alto Valle y comienza a aparecer una seguidilla de bodegas.
En Cipolletti está Bodega La Falda, Miras (Fernández Oro), Gennari (Fernández Oro), Del Río Elorza (Fernández Oro), Favre (General Roca), Humberto Canale (General Roca), Agrestis (General Roca), Aniello y Bodega Chacra en Mainqué y Favretto (Villa Regina).
En Valle Medio los viñedos de Bodega Grupo Trafen, bajo la línea Enclave Sur produce vinos dignos de ser probados. Cerca de Viedma, en la localidad de San Javier, se encuentra Fincas Patagónicas, que es mendocina, y tiene las bodegas Tapiz y Zolo. Sin antecedentes en nuestro país, aquí la innovadora es Patricia Ortiz, dueña de Tapiz y de la bodega Wapisa. Esta se encuentra a 30 kilómetros del mar Argentino, el vino de la bodega ya de por sí está signado por el mar. Se dedican al sauvignon blanc, al pinot noir –la especialidad de la zona–, al malbec y están haciendo ensayos con merlot. El nombre de la bodega significa “ballena” en yámana y producen 300.000 litros anuales.
Wapisa es la única bodega argentina que manda sus tintos al fondo del mar, hasta el momento. El vino es el mismo de siempre, que atraviesa el mismo proceso y pasa el mismo tiempo en barrica. Solo que, una parte de la producción (1.500 botellas de tintos, puntalmente) se envasa en una botella gruesa, con un sellado especial. Luego se sumerge en una jaula, en un lugar secreto de Las Grutas. Así se acelera el proceso de evolución. Logran en 8 o 15 meses lo que en una cava normal se consigue en 5 años. El proyecto internacionalmente se conoce como Wapisa Underwater.
Y estas son solo algunas de ellas. En todas, las visitas deben coordinarse con antelación. Las propuestas diseñadas para los visitantes son múltiples: van desde degustaciones y visitas guiadas hasta cursos de cata, almuerzos o cenas temáticas, caminatas por los viñedos y, en algunas se puede participar en actividades de la cosecha.