La vitivinicultura de Salta se encuentra fuertemente marcada por la presencia de viñedos de altura: el área cultivada comienza a los 1.530 metros y alcanza los 3.111 metros de altura en Payogasta (departamento de Cachi).
En la actualidad, desde esta provincia se exportan más de 1.200.000 botellas de vinos de alta gama a 30 países del mundo. La información desglosada y solamente para 2022, muestra que en Cafayate se sumaron 131 bodegas, el mismo número en San Carlos, 12 en Molinos, y 18 en Cachi, todas en la región de los Valles Calchaquíes en la provincia salteña. El total se completa con establecimientos en el Valle de Lerma: 3 en La Viña y 1 en Chicoana.
Los datos proporcionan información de la cantidad de viñedos según su escala productiva. Hasta 5 hectáreas de vid, se relevaron 70 viñedos solamente en Cafayate y 110 en San Carlos: 180 pequeños viñedos sobre un total de 296 establecimientos.
En la provincia se produce principalmente Malbec en los departamentos vallistos de Cafayate, San Carlos, Molinos, y Cachi. El año pasado en Cafayate se relevaron 19 variedades diferentes de vides tintas, en San Carlos 12, en Molinos y Cachi 10, y en La Viña 5. Entre las blancas, predomina el Torrontés riojano con 886 hectáreas de viñas en producción, casi todas concentradas entre los departamentos de Cafayate y San Carlos. El abanico de variedades registradas se completa con otras 15, como el Sauvignon Blanc, el Chardonnay y el Chenin. Entre las vides rosadas se destaca la variedad criolla chica.
Increíble imaginar el recorrido histórico que arranca en la temprana época colonial, del siglo XVII, con las primeras viñas traídas por los jesuitas desde Canarias.
Actualmente, las bodegas equipadas con nueva tecnología sumaron servicios para el turismo como las tradicionales visitas guiadas a las plantas de producción y a los viñedos hasta el alojamiento en estancias. De hecho, el Museo de la Vid, el del Vino en Cafayate, más la presencia de bodegas artesanales dan un plus al sabor del Valle. También el Museo James Turrell de Colomé se complementa con los otros al exponer la evolución de la Vid en la región.
Es clave el desarrollo del enoturismo, porque Salta es la segunda provincia más visitada en Argentina después de Mendoza. Cuenta con vinos de muy buen puntaje y tiene más de 40 bodegas que abren sus puertas al turista de distintas formas: algunas con circuitos guiados, otras con gastronomía y hospedaje. Todas ellas se distribuyen dentro del circuito denominado Ruta del Vino, un itinerario que tiene por autovía troncal la nacional 40 y atraviesa en Salta todos los municipios de los Valles Calchaquíes.
La provincia de Salta es un caso paradigmático de la vitivinicultura argentina: tan solo cuenta con el 1,7% de la superficie con viñedos del país, pero sus rutas del vino están entre las más visitadas.
Esto tiene una clara explicación, el magnetismo que ofrecen los paisajes de los Valles Calchaquíes donde la expresión del terroir se respira en el aire mientras se recorren los viñedos.
Cafayate, ubicado al sur de Salta a 1750 metros de altura, es la principal región vitivinícola de la provincia, con 2720 hectáreas de viñedos que representan el 75% del total provincial. Sus bodegas, cercanas unas de otras, permiten recorridos a pie o en bicicleta, lo que facilita descubrir sus vinos y la belleza del entorno.
El recorrido puede comenzar en El Esteco, la bodega más grande de la provincia, y continuar hacia bodegas como Piatelli, Yacochuya y Domingo Molina. En el centro del pueblo destacan Vasija Secreta, Porvenir de Cafayate, Nanni, y El Tránsito, todas ellas con un encanto particular y propuestas para el turismo.
A solo 7 km de Cafayate, en Tolombón, se encuentra la bodega Tukma, hoy un lujoso hotel, y más al sur, en el Divisadero, están Amalaya y Finca Las Nubes, que ofrecen experiencias con vistas impresionantes de los Valles Calchaquíes. El recorrido puede durar entre tres y cuatro días para disfrutar de todas las bodegas, la gastronomía y los paisajes.
Para conocer los vinos más extremos hay que ir hacia el norte y visitar las regiones de Animaná, Angastaco y Payogasta hasta llegar a Molinos, un pueblito detenido en el tiempo con el típico encanto calchaquí.
Desde Molinos se puede continuar hasta la increíble Bodega Colomé que ofrece una de las experiencias más cautivantes de la vitivinicultura nacional con su bodega, restaurante, hotel y museo en medio de la montaña.
Si se continúa se llega a Bodega Tacuil, bodega de la familia Dávalos que solo recibe visitar si se reserva con mucha antelación. Quienes hayan llegado hasta aquí, para regresar tienen dos alternativas, regresar a Cafayate o bien continuar hacia el norte camino a Cachi donde no solo los espera un pueblo fascinante sin también un puñado más de pequeñas bodegas como Adentro, Bodega Puna y Miraluna.
Salta a Cafayate: 168 km. por Ruta N68 (3 hs. en auto)
Cafayate a Cachi: 157 km. por Ruta N40 (casi 4 hs. en auto)
Cachi-Salta por Cuesta del Obispo: 160 km. por Rutas 40, 33 y 68 (3 1/2 hs. en auto)