
Costa & Pampa: vinos oceánicos en la costa bonaerense
La bodega Trapiche Costa & Pampa, ubicada en Chapadmalal, celebra una década
Por: Redacción Al Rojo Vino
Durante años, Tandil ha sido sinónimo de embutidos, quesos y paisajes serranos. Sin embargo, en la última década, su industria vitivinícola emergente ha comenzado a dar que hablar. El crecimiento de la producción de vino en Buenos Aires encuentra en esta ciudad uno de sus exponentes más prometedores.
El secreto está en su combinación de altitud, suelos de origen serrano y un clima templado que favorece el cultivo de la vid. Invierno fríos, veranos suaves y una apuesta por la calidad antes que la cantidad han hecho que Tandil empiece a brillar también en la copa.
“La vitivinicultura tandilense crece de la mano de bodegas boutique que producen en pequeña escala, pero con altísima calidad”, destacan desde el sector.
Entre las etiquetas que nacen de los viñedos serranos, se destacan cepas como Malbec, Pinot Noir, Cabernet Franc y Sauvignon Blanc. Son vinos que expresan el terroir local con autenticidad y carácter, muy valorados tanto por sommeliers como por turistas curiosos.
La experiencia enoturística en Tandil no solo se vive en la copa. La Ruta del Vino invita a descubrir bodegas que conjugan tradición, innovación y una marcada identidad local:
Bodega Cordón Blanco: especializada en vinos boutique con fuerte impronta serrana. Las visitas guiadas incluyen degustaciones y un recorrido detallado del proceso productivo.
Bodega Cerro Blanco: destacada por su enfoque orgánico y sostenible, con un Malbec que se ha ganado elogios.
Bodega Saldungaray: ubicada en Sierra de la Ventana, completa la oferta con una propuesta que pone en valor el crecimiento del vino bonaerense.
Visitar Tandil es también una invitación a vivir el vino con todos los sentidos. Caminatas por viñedos, recorridos en bicicleta, picnics al aire libre y experiencias gastronómicas con quesos artesanales, embutidos y panes caseros completan la propuesta.
Una de las actividades más esperadas cada año es la vendimia, donde los visitantes pueden participar de la cosecha y conocer en primera persona cómo nace cada botella.
El desarrollo sostenido del sector ha llevado a que se proponga a Tandil como región vitivinícola oficial, un reconocimiento que fortalecería su posicionamiento dentro del mapa del vino argentino.
“Nuestros vinos ya han sido premiados en concursos nacionales. El próximo paso es el reconocimiento oficial de esta tierra como productora de vinos de calidad”, afirman referentes del sector.
Tandil consolida su lugar como destino turístico integral, combinando naturaleza, historia y ahora también vino de altura. Su potencial vitivinícola, sumado a una creciente oferta enogastronómica, no solo diversifica su economía sino que atrae a nuevos públicos deseosos de experiencias auténticas y de calidad.
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