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En el corazón de Almagro, uno de los barrios más tradicionales de Buenos Aires, hay un café que se resiste a los moldes del negocio gastronómico actual. Se llama Ekeko, café y vino, y quienes lo conocen afirman que es “el hallazgo más rico, barato y auténtico de la ciudad”.
Con apenas unas mesas y una estética sin pretensiones, Ekeko se ganó el corazón de sus visitantes. No lo verás haciendo publicidad en redes ni copando las esquinas más transitadas, pero si caminás por Bulnes 873, vas a encontrar una ventana discreta que ofrece café para llevar, mesas en la vereda, y una propuesta honesta que apuesta por los detalles.
Lejos del bullicio y las laptops, Ekeko propone algo distinto: calidez y cercanía.
Su carta —escrita a mano en pizarras— refleja lo esencial: café bien hecho, precios accesibles y recetas frescas. La atención es personalizada y el ambiente, con música suave y decoración vintage, invita a quedarse.
«Vení al mostrador, algo fuera de la carta vas a encontrar», dice un cartel que resume el espíritu de la casa: improvisación creativa, cercanía con el cliente y productos pensados al detalle.
La estrella indiscutida es el café, servido en todas sus versiones: espresso, americano, con leche, frío y más. Lo que distingue a Ekeko es la calidad del grano y su punto justo de cocción, algo que los propios clientes destacan en sus reseñas. En Google, tiene una calificación casi perfecta: 4,9 sobre 5 estrellas.
Junto al café, la pastelería artesanal tienta desde la barra: budín de banana, babka de chocolate, carrot cake, torta invertida de naranja… todo hecho en el día, con ingredientes frescos y sabor casero.
Pero Ekeko no se queda solo en la cafeína. Entre su propuesta también se destacan:
Soditas Ekeko: gaseosas artesanales hechas con jugo natural.
Vino de bodega jujeña y vermut, para cortar la tarde con un toque distinto.
Opciones saladas como focaccia con huevos revueltos o sándwiches como el de mortadela y queso con pesto de albahaca, perfectos para un desayuno potente o un brunch improvisado.
Ekeko está ubicado a pocas cuadras de la estación Medrano del subte Línea B, y es accesible por múltiples líneas de colectivo (105, 127, 146, 151, 160).
Abre de martes a domingo, de 9 a 20. Cierra los lunes, como quien también se da permiso para descansar.
En tiempos de marketing excesivo y cafés inflados de precio, Ekeko es un refugio para los que valoran lo simple, lo bien hecho y lo auténtico.
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