Al Rojo Vino

marzo 11, 2025

Pavlova, un postre que nació de la danza

Ligera, crujiente por fuera y suave por dentro, la pavlova es un postre que deslumbra con su delicadeza. Inspirada en la gracia de una bailarina, su historia y sabor la convierten en una joya de la gastronomía.

Por: Redacción Al Rojo Vino

La pavlova no es solo un postre, es una obra de arte comestible. Su combinación de merengue crujiente, crema batida y frutas frescas la convierte en una delicia equilibrada entre lo dulce y lo ácido. Pero más allá de su sabor, su historia la hace aún más fascinante.

El origen de la pavlova

Este postre nació en honor a Anna Pavlova, una célebre bailarina rusa que conquistó los escenarios a principios del siglo XX. Durante una de sus giras por Oceanía, un chef –ya sea en Australia o Nueva Zelanda, un debate aún vigente– quedó tan cautivado por su elegancia que decidió crear un postre a su altura: ligero, etéreo y refinado.

 

Ana Pavlova

La magia de su textura

El secreto de la pavlova está en su merengue. Cocido a baja temperatura, logra una capa exterior crocante mientras su interior se mantiene esponjoso y aireado. Al combinarse con la suavidad de la crema y la frescura de frutas como frutillas, maracuyá o kiwi, el resultado es una experiencia gastronómica única.

Un postre atemporal

Ideal para celebraciones o simplemente para disfrutar de un capricho dulce, la pavlova sigue siendo un clásico en la repostería internacional. Su versatilidad permite adaptarla a diferentes gustos y temporadas, manteniendo siempre su esencia de sutileza y sofisticación.

Fuente: Paco Sclocco

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